En plena fechas de siembra, el agricultor se plantea que material puede utilizar para sembrar en su explotación, desde nos hacen llegar esta interesante información: https://www.agricultorescontracambioclimatico.es/

La legislación vigente únicamente autoriza a dos posibles opciones:

• En primer lugar, la compra de semilla certificada, tanto de la categoría R1 como de la categoría R2. Este material se identifica fácilmente por el agricultor, ya que siempre llevará una etiqueta de color azul o rojo, y que contiene el detalle de las características de este producto en lo que se refiere a calidad.

La semilla certificada es el único material para la siembra que puede ser objeto de comercio. Es un material sometido a rigurosos controles administrativos, con el fin de garantizar la mejor calidad al agricultor.

• En segundo lugar, el agricultor puede reutilizar grano de su cosecha, siempre que esta reutilización tenga un origen lícito, es decir, provenga de una anterior siembra de semilla certificada.

Para concluir, se recuerda al agricultor que la compra como material para la siembra de otros tipos de productos, como son los envases que contienen granos identificados con etiquetas que informan que su destino es “material para pienso” y granos sin ningún tipo de etiquetado, puede traer consecuencias legales severas, tanto para el vendedor de estos productos, si es conocedor del verdadero destino de esta materia prima, como para el agricultor que efectúa la compra. Así mismo, es importante recordar que la vigente legislación tampoco autoriza al intercambio de granos para la siembra entre agricultores.

Además de ello, existen otros riesgos para el agricultor que opta por sembrar estos materiales que no son semillas certificadas, ni granos producidos por ellos mismos, en su propia explotación. Estos riesgos son la transmisión de enfermedades fúngicas, muy difíciles de identificar en los granos, la presencia de malas hierbas, así como una posible mezcla en origen de distintas variedades o especies.

Todo ello, puede conllevar a una merma en la producción final de la explotación del agricultor, a consecuencia que estos productos no han sido sometidos a ningún tipo de control por la administración competente en sanidad vegetal, ni durante su producción, ni durante su procesado final.