Sabes cuando llega el verano y ves campos llenos de flores amarillas, esas flores que de lejos muchos piensan que son margaritas en campos no cultivados, pues esas flores en realidad son de la planta de colza.

En los últimos años la colza ha incrementado su superficie en nuestro país, ya que es un cultivo que en rotación con cereales de invierno favorece el rendimiento del trigo, mejora la estructura del suelo debido a su raíz.

La colza evita la erosión del terreno, al ser una semilla de siembra invernal, que permanece cubierto todo el invierno, y no extrae agua en verano. Facilita el control y disminuye la presencia de malas hierbas, además absorbe nitrógeno residual del suelo en otoño y evita la lixiviación de nitratos en invierno.

Y otra ventaja, en este caso sobre todo para el agricultor, es que existe una gran demanda de colza por parte de la industria extractora para su uso como aceite industrial, de consumo humano y biodiesel.

La obtención de nuevas variedades de #colza está centrada en mejorar el rendimiento y la estabilidad bajo diferentes condiciones tanto en las variedades híbridas como en las poblaciones. También se trabaja en conseguir otras características que puedan generar beneficios adicionales para los agricultores, en las siguientes líneas de investigación:

• Contenido de ácidos grasos: ofrecer el mejor contenido de aceite con el equilibrio óptimo de ácidos grasos
• Densidad: para optimizar la siembra
• Resistencia a desgranado: evitar la dehiscencia de las silicuas para que desgranen menos y asegurar el rendimiento de la cosecha
• Nitrógeno: reducir costes de producción para el agricultor sin olvidar el factor medioambiental
• Resistencia a herbicidas

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