La investigación no para en el cultivo del cereal
El trabajo del obtentor de nuevas variedades vegetales de cereal tiene como pilar fundamental el incremento de los rendimientos económicos del cultivo, es decir, de la mano de la mejora génica, la creación de variedades más productivas y resistentes.
Para ello, el obtentor durante las últimas décadas ha centrado gran parte de su esfuerzo en el desarrollo de nuevas variedades, que no solo produzcan más espigas y más granos por espiga, sino que también sean más resistentes a las infestaciones de determinadas enfermedades y al ataque de plagas, permitiendo al agricultor un ahorro económico significativo en tratamientos fitosanitarios.
Durante los últimos años, el campo español se enfrenta a un nuevo reto, conocido como “cambio climático”. Un reto no solo para el agricultor, sino también para el sector obtentor, que trabaja para la creación de nuevas variedades que se adapten a estos condicionantes climáticos cambiantes, en sí mismos adversos para el correcto crecimiento fisiológico de las plantas.
En el cultivo de cereal, el incremento de las temperaturas unido a un estrés hídrico son un factor limitante en el rendimiento final que obtiene el agricultor. Actualmente ambos factores, resistencia a altas temperaturas y al estrés hídrico son un criterio principal de selección que se está aplicando en los programas de desarrollo de variedades.
En el desarrollo de las futuras variedades que entrarán a registro, que serán variedades mejoradas más resistentes al estrés hídrico y a altas temperaturas en la fase de producción a llenado de grano, también se está logrando materiales más eficientes en la absorción del agua y que cuenten con mecanismos de adaptación a estos condicionantes, que evite que se produzca una senescencia precoz de los órganos verdes de la planta, principalmente durante el periodo vegetativo crítico para la producción. Todo ello manteniendo los caracteres que expresan resistencia al frío invernal, ya que, si bien los inviernos cada vez son más cortos, siguen siendo muy extremos en algunas zonas de cultivo.
En conclusión, la industria de obtención de nuevas variedades de cereal actualmente está trabajando en el desarrollo de nuevos materiales que aporten al agricultor, además de un mayor índice de cosecha, una serie de mecanismos de adaptación que permita al cultivo aprovechar el agua disponible de forma más eficiente, y salvaguardar la producción en aquellos momentos donde el estrés hídrico y la alta temperatura más influye a la cosecha final. Variedades a su vez con un llenado de grano más rápido, de forma que se acorte la duración de ese periodo considerado como crítico, y donde las condiciones del clima más negativamente indicen en el rendimiento productivo final. Por último, variedades con periodos de vernalización más cortos, es decir, menores necesidades de horas frío para la inducción al espigado, pero que mantengan la resistencia al frío invernal más extremo.
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